En junio de 2015, con tres de mis alumnos y $ 800.00, comenzamos el fondo de becas para las niñas. En aquel momento me pareció una gran cantidad. 24 meses después llegamos al sueño irrealizable de $ 167,000.00; es algo que aún no puedo creer y me parece una meta imposible de alcanzar, pero aquí estamos instalados en ese sueño. Con esos recursos han ido a la escuela unas 100 niñas y vaya usted a saber lo que hemos sembrado en su interior. Lo misterioso del proyecto es que jamás sabremos realmente el impacto que generaremos en sus vidas, porque no se trata de enviarlas a la escuela, sino de que, después de un pasado sin salida, encuentren su camino. Sólo nos queda la esperanza de que todas las  veces que hicimos un depósito, los recursos hayan sido gotas de agua fresca que hagan florecer sus vidas. Gracias por haberme acompañado, en estos dos años, en el proyecto más hermoso de mi vida. Vicente

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