Pronto cumpliré 70 años y siempre pensé que a los 60, si todo marchaba bien, estaría en un asilo, quizás en una silla de ruedas y mirando al piso. Pero hoy mi vida va en una dirección opuesta. Aunque ya me jubilé hace cuatro años, me siguen llamando de algunas universidades para dar clases o conferencias, me piden que regrese para ofrecer mi experiencia a las nuevas generaciones y lo acepto como un honor. Pero mi honor más grande es que mis amigos y alumnos crean en mí para seguir apoyando el proyecto más importante de mi vida: generar el fondo de becas para que las niñas de la Casa Hogar sigan sus estudios y que alguna de ellas encuentre su camino. Hoy comienzo mi tercer año al frente de esta causa. De todo corazón: GRACIAS por su ayuda y, con toda mi alma, espero seguir contando un año más con ustedes. Si usted no conoce la Casa Hogar, visítenos o envíe un correo, necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir. Vicente